Albert Naya
HISPANTV
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Organizaciones humanitarias denuncian presuntas deportaciones ilegales desde Grecia a Turquía. Algunos de los refugiados han vivido escenas de auténtico pánico.
Grecia, ahora bajo el mandato del partido izquierdista Syriza, nunca ha mostrado su recelo por la llegada de refugiados. Pero la realidad que se vive en el país es distinta.
El acuerdo de 2016 alcanzado entre Ankara y la Unión Europea (UE) establece un mecanismo de deportaciones y largas esperas para los refugiados que lleguen a las islas griegas, pero no contempla el caso de los refugiados que lo hagan por tierra, concretamente por el río Evros, la frontera natural entre Grecia y Turquía.
Una parte del país ve con recelo la entrada de refugiados por esta ruta y, a día de hoy, la deportación en caliente gana terreno.
La práctica, totalmente negada por el Gobierno griego, representa un atentado contra los derechos humanos y se perpetra dentro de las fronteras de un país firmante de la Convención de Ginebra y miembro de la UE.
En cuanto a las denuncias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) sobre las deportaciones ilegales, según indican, no responden a casos aislados.
Los datos de deportaciones ilegales son inexistentes y se producen de forma regular. Tampoco se conoce el número de migrantes que han perdido la vida intentando cruzar el río.
Después de recorrer miles de kilómetros huyendo de la guerra, algunos refugiados finalizan su viaje en un cementerio. Otros superaran el paso por el Evros y podrán seguir su viaje hacia un futuro nada cierto.
Albert Naya, Orestiada.
xsh/rba
12/3/2019